miércoles, 28 de enero de 2009

Menos que un adios.

No es locura lo que me hace llamarte sabiendo que no me escucharás, no es tristeza lo que me parte el alma al saber que te marchaste ya, no es nostalgia la que me eleva los latidos del corazón al pensar en ti, ni es miedo a la soledad lo que me obliga a buscar con ansias tu rostro en las fotos de ayer. No pienses que dejaste una vida destrozada y marchita en tu camino, ni creas que has deshojado mi juventud y mi inocencia en medio de tus devaneos, no pretendas dar respuestas a mis preguntas sabiendo que he sido yo quien ya las ha respondido, ni quieras con lástima sanar heridas causadas por esa parte irracional de tu género. No busquemos culpar al tiempo de lo que nosotros mismos dejamos pasar, no inventemos excusas para justificar las miles de mentiras que nos dijimos, ni empleemos el nuevo ahora que enfrentamos para convertirlo en un pasado sin nombre. Creo que la oscuridad a veces cubre los ojos para agudizar los sentidos del alma, creo que la verdad se oculta cuando busca desafiar al destino que imperturbable transita, creo que no eres tu quien mató el amor que una vez te profese y que no se donde se quedó, creo que lo que una vez fue espuma y gasa se convirtió en pez y brasas que nos quemaron los sueños y los ojos. Pero es hora de que sepas, aunque no escuches, que dispuesta está la vda de darnos una oportunidad, y aunque pienses que es un rasgo de mi ingenuidad, aquella que una vez heriste de muerte, estoy decidida a aceptarla, a tomar esa oportunidad para decirte que sigo adelante, dejándote estas palabras y no mirando otra vez atrás!

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